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Política económica: redistribución sin crecimiento

Felipe Meza Goiz

 
05 de Febrero del 2019

Publicado en Animal Político

Recientemente hubo un debate sobre la expectativa de crecimiento para México en 2019. El presupuesto público propuesto para 2019 por el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, incluye un pronóstico de crecimiento real del Producto Interno Bruto (PIB) de 2%. Algunos analistas pronostican un crecimiento cercano a 1% para este año. El Presidente Andrés Manuel López Obrador defendió la cifra de 2%, e inclusive mayor.

¿Puede la política económica del nuevo gobierno generar un crecimiento de 2% en 2019? ¿Puede la política económica actual generar mayor crecimiento sostenido durante el sexenio? Personalmente opino que las respuestas son negativas.

El presupuesto presentado por Urzúa fue bien recibido por los mercados financieros. Es un presupuesto conservador que tiene como objetivo lograr un superávit primario de 1% del PIB. Esto mantendría estable la medida más amplia de deuda pública en 45.3% del PIB. En los últimos dos años del sexenio del ex Presidente Peña Nieto ese indicador se redujo, mediante grandes recortes en la inversión física pública, después de cuatro años con trayectoria creciente.

El gasto público propuesto fue calculado de manera tal que creciese aproximadamente a la misma velocidad que el PIB nominal. Para 2019 el gasto neto total con respecto al PIB no cambiaría mucho con respecto a 2018, permaneciendo en alrededor del 23%. No hay cambio con respecto al fin de la administración pasada.

Dentro de los componentes del gasto público sí hay cambios importantes. Hay una redistribución desde los burócratas hacia programas sociales. Hay recortes a los salarios de los altos funcionarios de la administración pública, tomando como referencia la nueva ley que dice que ningún burócrata puede ganar un salario mayor que el del presidente. Hay despidos de burócratas no sindicalizados. También hubo, después de una evaluación del actual gobierno, una eliminación de y recortes a programas sociales existentes. Estas reducciones en el gasto generaron espacio para la creación de nuevos programas sociales. El presupuesto incluye recursos por 1% del PIB para financiar principalmente tres programas: la universalización y duplicación de la pensión federal para adultos mayores, con 0.4 puntos del PIB; un programa para que jóvenes reciban capacitación en empresas, con 0.2 puntos del PIB; y gasto en modernización y expansión de la infraestructura aeroportuaria, con 0.1 puntos del PIB, en especial con el proyecto que reemplaza la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

En referencia a la inversión física pública, el presupuesto no muestra cambio con respecto a 2018. La inversión física permanece en 2.7% del PIB. Sí hay redistribución, pero el gobierno no impulsa directamente la acumulación de capital mediante mayor inversión.

Después de la victoria electoral del 1 de julio de 2018 hubo declaraciones con respecto a la inversión física, y con respecto al crecimiento. El hoy Secretario Urzúa dijo que México necesitaba una inversión pública de 5% del PIB. Esa cifra no será realidad durante 2019. Con respecto al crecimiento, López Obrador dijo que en su sexenio México crecería al 4% en promedio. Esa última cifra parece muy difícil de alcanzar. El gobierno actual supone que México crecerá al 2% en 2019. Para tener un crecimiento de 4% en promedio durante los próximos seis años es necesario tener crecimiento superior al 4% a partir de 2020. Un objetivo más alcanzable, aunque también muy difícil, hubiera sido que López Obrador proyectase un crecimiento de 4% al final del sexenio.

¿Pueden los nuevos programas sociales contribuir a mayor crecimiento sostenido? Las fuentes de crecimiento son tres: acumulación de capital físico, acumulación de capital humano, y aumentos en productividad. La pregunta es si los nuevos programas contribuyen a estas fuerzas.

Discutamos los efectos de los tres programas principales. El programa que universaliza y duplica la pensión federal a adultos mayores tendría como consecuencia un aumento en el consumo de ese grupo poblacional. Yo no esperaría un efecto positivo sobre las fuerzas que generan crecimiento.

No espero un efecto positivo, en particular de gran magnitud, del programa de modernización y expansión de la infraestructura aeroportuaria. El aeropuerto actual de la Cd. de México está saturado después del auge en el turismo observado en los últimos años. El plan aeroportuario consiste principalmente en la construcción de pistas de aterrizaje en el aeropuerto militar de Santa Lucía. Si esa ampliación llevase a mejor conectividad de México con el resto del mundo, entonces el programa podría tener efectos positivos sobre la acumulación de capital físico. Pero después del debate sobre el NAICM mi lectura es que el proyecto de Santa Lucía no generará mayor conectividad. Este programa palidece ante los beneficios esperados del cancelado proyecto del NAICM. Los beneficios esperados son tan grandes que al día de hoy algunos analistas mantienen la esperanza de que el NAICM sea revivido.

El tercer programa, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, sí podría tener efectos positivos. El capital humano depende de variables como años de escolaridad, calidad de la educación, y años de experiencia laboral. Si los jóvenes inscritos en este programa logran adquirir habilidades que las empresas valoran, entonces efectivamente podrían incorporarse al mercado laboral con mayor probabilidad. Es crucial que este programa sea evaluado de manera independiente por el CONEVAL para saber si cumple con los objetivos, o si no lo hace. En caso de tener efectos positivos sobre el capital humano de los jóvenes y sobre la probabilidad de que encuentren empleo en el futuro, este programa contribuiría al crecimiento. Los efectos positivos probablemente tardarían años en reflejarse en mayor crecimiento sostenido. Un comentario final: de acuerdo a una columna reciente en el periódico El Financiero los becarios serán censados por el Instituto de Formación Política de Morena. En eso estoy en franco desacuerdo.

Presento unas reflexiones finales sobre la nueva política económica. Primera: el gobierno ha puesto énfasis en la redistribución de recursos. No ha puesto peso sobre programas que generen mayor actividad económica sostenida. Al no hacerlo, solamente toma recursos de unos grupos de población para transferirlos a otros, sin tener la posibilidad de aumentar el ingreso para todos.

Segunda: espero un efecto negativo sobre el crecimiento provocado por el desabasto de gasolina durante enero. Esto haría más difícil cumplir el objetivo de 2% para 2019.

Tercera: el Presidente mencionó unos meses antes de la toma de posesión que los recursos para Jóvenes Construyendo el Futuro serían 110 mil millones de pesos (mmp). Pero en el presupuesto público la cifra es menor, de 44.3 mmp. Si el gobierno actual quisiera ampliar este programa, u otro, necesitaría recaudar más impuestos, pues se comprometió a no aumentar el cociente deuda/PIB. De seguirse este camino yo creería probable un aumento en el Impuesto Sobre la Renta para la segunda mitad del sexenio, posiblemente a los asalariados de altos ingresos. Eso tendría un efecto negativo sobre el crecimiento.

Cuarta: la presentación del Plan Nacional de Desarrollo (PND) será muy importante. En los Criterios Generales de Política Económica presentados por el Secretario Urzúa se incluyen estimaciones de crecimiento para 2020-2024. Estas suponen un crecimiento promedio del PIB de 2.7%, calificado como “inercial”, función de políticas pasadas. El documento dice que el gobierno revisará las estimaciones “una vez que se incorporen los efectos de las nuevas políticas económicas”, y serán presentadas en el PND. ¿Esa revisión concordará con la promesa de crecer al 4% en promedio? ¿El impacto de los efectos que calcule la Secretaría de Hacienda será creíble? Si el gobierno actual sobreestima el crecimiento, entonces podría sobreestimar la deuda que puede emitir sin aumentar deuda/PIB.

Quinta: ¿Qué proponer para generar más crecimiento? El Presidente López Obrador firmó una iniciativa para derogar la Reforma Educativa. Dado eso, este gobierno tiene que proponer mecanismos alternativos que aumenten efectivamente las habilidades básicas en español y matemáticas en educación primaria. Por otra parte, el gobierno ha bloqueado en la práctica la Reforma Energética. El gobierno deber actuar justamente en la dirección contraria, permitiendo y dando certidumbre a la inversión privada nacional y extranjera en el sector energético.

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