México ¿Cómo vamos?
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Relanzar la inversión privada en el sector energético para salir de la austeridad

Por : Felipe Meza Goiz

 
03 de Septiembre del 2019

Publicado en Animal Político.

La economía mexicana se encuentra en un momento difícil. Con cifras que eliminan efectos calendario, los componentes de la demanda agregada en el primer trimestre de 2019 muestran estancamiento o contracción con respecto al mismo trimestre del año pasado: el consumo privado creció 0.2 %, el de gobierno cayó 1.3 %, la inversión privada cayó 2.1 %, la pública 11.1 %, y las importaciones cayeron 0.4 %. Por otra parte las exportaciones crecieron 1 %. El PIB creció solamente 0.1 %. Dado que el PIB está estancado, y la población crece, el PIB por habitante ha caído, aproximadamente a la tasa de crecimiento de la población. Eso es inusual y ocurre en las recesiones que ha atravesado México. La caída en el PIB per cápita fue mencionada recientemente por el economista Rodolfo de la Torre. En cuanto a qué ocurre con la desigualdad a nivel hogar, esperaremos la siguiente Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares para analizar su cambio.

También quiero destacar el excepcional superávit registrado en la Balanza Comercial (exportaciones menos importaciones) en el segundo trimestre de 2019. Con cifras que eliminan efectos calendario, alcanzó un valor de 2807 millones de dólares. Este valor rompió una larga secuencia de déficits que se registraban desde 2014, y es de los más grandes registrados desde la década de los ochentas. El superávit comercial se debe a la caída en el gasto en importaciones de bienes de consumo, y de capital.

¿Qué está generando el estancamiento? Yo opino que hay tres fuerzas principales. La primera es la incertidumbre generada por Donald Trump sobre el comercio entre México y Estados Unidos. La segunda es una desaceleración económica a nivel mundial, en especial en Europa. La tercera está conformada por decisiones de política económica tomadas por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador: específicamente, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), y el bloqueo a la Reforma Energética emprendida por Peña Nieto.

¿Qué factor es el más importante? La retórica y las acciones del Presidente Trump contra el comercio México-EU han estado presentes antes y durante del sexenio actual. Por tanto, no creo que sean la explicación principal. El crecimiento del PIB mexicano fue de más de 2 % en 2017, y 2 % en 2018. En 2019 la desaceleración fue mucho mayor. En cuanto a la desaceleración económica mundial, su impacto sobre México provendría de una caída en las exportaciones. Pero por ahora nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, mantiene un razonable ritmo de crecimiento, a pesar de las perspectivas de una futura recesión en ese país. Por tanto, no veo a la desaceleración internacional y en Estados Unidos como la fuente principal del estancamiento.

Mi opinión personal es que las políticas del gobierno actual son las generadoras del mismo. El mecanismo sería el siguiente. La cancelación del NAIM y el bloqueo a la Reforma Energética redujeron la tasa futura del crecimiento del PIB. Por tanto los hogares y las empresas decidieron hoy recortar su gasto. Esto se refleja en un estancamiento del consumo privado y en una contracción de la inversión privada. Ya que el consumo representa un porcentaje de 70 % del PIB, la caída en consumo tiene un efecto grande sobre la producción. Si los hogares reducen su gasto actual porque tienen peores perspectivas de ingreso futuro, la implicación es menor crecimiento hoy.

Quiero conectar la falta de crecimiento con la (in)estabilidad de las finanzas públicas. El cociente deuda pública/PIB aumenta a mayor pago de intereses comparado con el crecimiento de la economía. En este momento las tasas de interés son altas, y el crecimiento es cero. Por tanto ese diferencial es muy grande, lo que implica un crecimiento del cociente de deuda. Esto a su vez tendría implicaciones negativas, pues aumentaría la percepción en los mercados financieros de que México tendría una trayectoria insostenible de deuda.

Una manera de eliminar el efecto anterior es teniendo un superávit primario: una recaudación (más ingresos petroleros) mayor al gasto, excluyendo el pago de intereses de la deuda. Eso es en efecto lo que la Secretaría de Hacienda planteó el año pasado, y hoy día. Es consistente con el objetivo de mantener el cociente de deuda constante, y evitar aumentos en las tasas de interés que paga México. El precio que hay que pagar por esa estabilidad es la austeridad que estamos viendo hoy. El uso del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, anunciado por Hacienda en el Informe sobre Finanzas Públicas del 30 de julio, da oxígeno. La pregunta es cuál será la necesidad futura de usar esos recursos. ¿A qué ritmo usarlos? Este año el gobierno usará 121 mil millones de pesos, aproximadamente el 40% del total.

Diferentes actores económicos y políticos han mencionado modificaciones en recaudación para subsanar la caída en ingresos. Han sido mencionados el uso de la tenencia vehicular a nivel federal, y el gravamen a servicios digitales. Por ahora estas opciones no se han materializado, y de hecho el presidente las ha refutado. Gravámenes adicionales tendrían un efecto negativo adicional sobre la actividad económica. Si bien es necesaria una reforma fiscal que aumente la recaudación para poder resolver los problemas sociales de México, por ahora creo que es mejor no tomar medidas que reduzcan el crecimiento.

Otros actores políticos y analistas económicos han señalado la enorme tensión que hay en las finanzas públicas. ¿Cómo mantener un superávit primario de 1% para 2019 ante una desaceleración económica? Han surgido análisis que señalan que esto no será posible y que por lo tanto podemos esperar un crecimiento del cociente de deuda. Otras voces han propuesto una reducción del superávit a 0.5% del PIB para 2020. La tensión apunta hacia mayor endeudamiento.

Yo propongo mirar al crecimiento económico como fuente de mayor recaudación, y de estabilidad en el endeudamiento. En lugar de más austeridad en la coyuntura actual de desaceleración, yo propongo tomar medidas que a través del crecimiento logren el cumplimiento de metas fiscales. No soy el primero en proponer medidas que tengan efectos positivos sobre la economía, y las que voy a mencionar son simples. El economista Carlos Serrano ha propuesto una reducción en ISR o IVA para generar más actividad económica. Mi propuesta es relanzar la inversión privada en el sector energético. En la semana del 26 de agosto hubo información en medios de comunicación apuntando a una postura más receptiva del gobierno con respecto a la participación del sector privado en el sector. Tomemos en cuenta la magnitud de esa posible determinación: abrir todo un sector de la economía a la inversión privada, trayendo capital y tecnología. Los beneficios de esa apertura tomarían años en materializarse, pero eso no debe ser impedimento para llevarla a cabo. También hubo información esa semana que sugiere que existe una posibilidad de proseguir con el NAICM, si bien el Presidente habló en contra en su Informe. El NAICM también contribuiría al crecimiento. Medidas como la apertura energética que generen mayor crecimiento son fundamentales para mantener estables las finanzas públicas, tener recursos que permitan enfrentar los problemas sociales de México, y salir de la austeridad.

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