México ¿Cómo vamos?
Columnas Animal Político
La separación efectiva del poder político y el económico

Por: Alejandra Palacios (@JanaPalacios)

 
17 de Septiembre del 2019

Publicado en Animal Político.

Al presidente Andrés Manuel López Obrador le reconozco, entre otros temas, el haber puesto en la conversación pública la urgente necesidad que tiene el país de separar el poder político del poder económico. Esa perversa fusión de poderes generó la economía de cuates que padecemos. Esto es, un grupo privilegiado de empresarios de distintas industrias que, a partir de la negligencia -cuando no complicidad- de autoridades y legisladores en alguno de los tres órdenes de gobierno, consiguieron proteger y hacer crecer su negocio sin la presión de la competencia y de la necesidad de ofrecer servicios y productos a los mejores precios y calidad posible, quedando así los mercados bajo el control de muy pocas manos.

Comparado con otras economías en el mundo, México se caracteriza por ser uno de los países con mayores concentraciones de mercado. Muchos estudios económicos han demostrado que cuando los mercados están altamente concentrados, el poder económico corrompe con más facilidad al poder político, para que las empresas dominantes queden protegidas de la competencia. Ello merma la innovación, la productividad y el espíritu emprendedor. Esta podría ser una de las razones por las que nos resulta casi imposible crecer arriba de 2% anual.

No pretendo acusar aquí a todo empresario exitoso de haberse beneficiado de este sistema de privilegios, sino visibilizar las condiciones que han propiciado altas concentraciones de mercado en México como consecuencia de las líneas borrosas entre el poder político y el económico. Existe una infinidad de ejemplos de medidas administrativas, asignaciones directas y subsidios que han desvirtuado y concentrado los mercados al garantizar ventajas indebidas a los empresarios consentidos, aquí un par de ellos mencionados con anterioridad por la COFECE:

1. En el ámbito federal, en diversos puertos suelen imponerse reglas de operación que otorgan exclusividades a algún operador para la carga/descarga de mercancía; los medicamentos genéricos en México tardan más del doble de tiempo en entrar al mercado por la disfuncionalidad entre el sistema de patentes y el registro sanitario, así como las empresas de tecnología financiera que encuentran todo tipo de barreras con tal de que la banca tradicional no pierda su negocio.

2. En lo local, los gobiernos municipales suelen obstruir la instalación de infraestructura de ductos o redes, impidiendo la entrada de nuevas empresas que podrían distribuir mejores energéticos o servicios de telecomunicaciones. Asimismo, algunos gobiernos estatales se han negado a la instalación de nuevas terminales de autobuses, dándole a algunas empresas que de tiempo atrás tienen terminales, el dominio de las rutas con ese origen o destino.

México no cambia porque, en lo general, su clase política ha carecido de la mínima disposición para abandonar la comodidad de estos arreglos. Aplicar la ley y emparejar la cancha para que todos puedan competir genera animadversión, por eso solemos ver que a quienes toca aplicar la norma, lo hacen a medias, cuidando los afectos e intereses personales. No es la tecnocracia quien ha hecho que los mercados en México estén concentrados en unas cuantas familias, son años de poder político capturado por los grupos de interés buscando perpetuar sus privilegios y, con ello, han orillado al país a una economía de exclusión.

Otro México se construirá cuando la clase política se comprometa con una amplia desregulación que tenga como objetivo principal el bienestar de los consumidores, así como establecer cancha pareja para todo aquel que quiera producir y generar empleo. Otra economía tendremos cuando los empresarios favorecidos por el poder público, sean grandes o chicos, sepan que en adelante la única manera de hacer exitoso su negocio será arremangarse para competir e innovar y estar así a la altura del trabajo diario que realizan las familias para poder comprar sus productos; cuando tengan la certeza de que sin distingos se les aplicarán sanciones si infringen la ley y que ya no les funcionará invertir recursos en relaciones públicas con personalidades políticas y del sistema de justicia para perpetuar sus privilegios.

En suma, México será diferente cuando haya una efectiva separación del poder político y el económico.

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