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Interpretando las finanzas públicas

Por : Ana Bertha Gutiérrez (@AnaBee92)

 
08 de Octubre del 2019

Publicado en Animal Político.

En los últimos días de cada mes, la secretaría de Hacienda presenta los principales resultados de las finanzas públicas durante el mes anterior; las cifras incluyen el detalle de los ingresos, los gastos y la deuda del sector público en cada periodo. Hace algunos días se publicaron las cifras de finanzas públicas durante agosto.

Algunos datos presentados no son realmente sorpresivos; por ejemplo, que el gasto total observado en los primeros ocho meses del año sea menor al realizado en el mismo periodo de 2018 es lógico al tomar en cuenta la retórica y las políticas de austeridad que han sido una insignia de la actual administración federal. Entre enero y agosto, el gasto público total fue 4% menor en términos reales al ejercido en 2018, disminución que refleja una reducción en el gasto corriente, de 4.1%, pero también una reducción real de 15.2% en el gasto en inversión física. Aún en un contexto de austeridad, una caída en el gasto en inversión física es preocupante.

Por el lado de los ingresos, se observó una disminución real de 2.1% en los ingresos totales del sector público respecto a los primeros 8 meses de 2018. En particular, los ingresos petroleros recibidos entre enero y agosto cayeron 19.7% anual en términos reales, mientras que los ingresos no petroleros aumentaron 2.1%. Dentro de los ingresos no petroleros, los tributarios fueron 2.5% mayores a los de enero – agosto 2018. Sin embargo, al evaluar el detalle de los ingresos tributarios, se observa que tanto la recaudación por IVA como por Impuesto sobre la Renta disminuyeron en el acumulado de los primeros 8 meses del año.

No es la primera vez en el año que la recaudación por IVA es menor a la de 2018: entre enero y julio, ya se habían reportado ingresos 1.7% menores en términos reales a los del año pasado. Pero sí es la primera vez que los ingresos acumulados por recaudación de ISR caen respecto a 2018. La caída de la recaudación por ISR fue impulsada por una recaudación baja en julio, cuando fue 10.1% menor a la recaudación de julio 2018. La disminución en la recaudación del ISR es particularmente preocupante, ya que el concepto representa más del 50% del total de la recaudación tributaria y alrededor del 30% de los ingresos totales del sector público.

Este desempeño refleja la desaceleración económica actual del país. En los primeros dos trimestres de 2019, la economía mexicana ha crecido, en promedio, 0.2% anual. El bajo crecimiento económico se traduce en un menor gasto por parte de los consumidores y las familias, lo cual a su vez disminuye la recaudación del IVA. Además, niveles bajos de inversión y de generación de empleo formal se traducen en una menor recaudación del Impuesto sobre la Renta. Estos últimos indicadores han tenido resultados particularmente bajos en los últimos meses: el dato más reciente de inversión fija bruta muestra una disminución anual de 9.1% en julio, la más pronunciada desde noviembre 2009, mientras que la generación acumulada de empleo formal en los primeros ocho meses del año fue la más baja desde 2009.

Así, aunque aún no se tiene información sobre el crecimiento económico al tercer trimestre del año – la estimación oportuna del PIB en el periodo se publicará a finales de octubre, y el dato oficial se dará a conocer a finales de noviembre –, la disminución en la recaudación del ISR y del IVA es indicativa de una continuada desaceleración económica.

Si el desempeño de la economía no mejora, es poco probable que esta recaudación se recupere. Y, de acuerdo con diversas estimaciones, una recuperación económica este año es improbable; Barclays, por ejemplo, estima que la economía mexicana crezca 0.2% en 2019, mientras que los especialistas en economía de Banxico calculan una tasa de 0.43%. Por su parte, la Secretaría de Hacienda espera que la economía crezca entre 0.6% y 1.2% en el año.

La administración federal ha dejado claro que está comprometida con la disciplina fiscal, y tiene la intención de no aumentar la deuda pública de manera importante. Sin embargo, aunque las políticas de austeridad han reducido los niveles de gasto público, el gobierno aún tiene contemplados gastos significativos en proyectos de infraestructura como la refinería Dos Bocas, así como en programas sociales como las pensiones para adultos mayores y los precios de garantía otorgados a productores agrícolas, entre otros.

Para poder cubrir estos gastos es necesario que el gobierno mantenga o, mejor aún, incremente sus ingresos. En un evento reciente organizado por la revista The Economist, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, señaló que en los próximos años será necesaria una reestructuración del sistema tributario para que, entre otras cosas, se incluyan nuevas actividades como la economía digital, de manera que la recaudación aumente. Sin crecimiento económico, ¿será suficiente?

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