México ¿Cómo vamos?
Columnas Animal Político
La economía como prioridad

Por : Paulina Agudelo ( @Pauagudelo)  y Ana Bertha Gutiérrez ( @ AnaBee92 )

 
26 de Noviembre del 2019

Publicado en Animal Político

La información del Producto Interno Bruto publicada por el INEGI este lunes 25 de noviembre mostró un nulo crecimiento económico en el tercer trimestre del año al comparar con el trimestre inmediato anterior; además, al comparar con lo observado en el tercer trimestre de 2018, se registró una caída de -0.2%, la primera tasa negativa desde el 4° trimestre de 2009, cuando la economía global se encontraba en crisis. Pero los datos también mostraron algo más: entre el 4° trimestre de 2018 y el 2° trimestre de 2019 la economía mexicana tuvo tasas de crecimiento negativas, lo cual, según el criterio de varios expertos y organizaciones, significaría que la economía estuvo en recesión durante ese periodo; naturalmente, esta noticia generó preocupación sobre el estado actual y el futuro de la economía nacional.

La definición más comúnmente aceptada de una recesión económica es la establecida por el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER) de Estados Unidos, que afirma que un país se encuentra en recesión técnica cuando su economía se contrae por un periodo de al menos 6 meses. Bajo esta definición, se puede decir que la economía mexicana estuvo en recesión desde finales del año pasado hasta mediados del año en curso. Cabe mencionar que parte de esta contracción económica se dio en los últimos meses de la administración pasada, aunque es posible que acciones de la administración que estaba por entrar hayan tenido efectos nocivos sobre la actividad económica y la confianza en el país, como es el caso de la controversial cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

Con el nulo crecimiento observado del 2° al 3° trimestre de 2019, parecería que la economía esquivó una recesión prolongada; después de todo, la tasa de 0.01% no es negativa. Sin embargo, para poder ver una imagen más completa, es necesario voltear a ver el desempeño de otros indicadores económicos como la inversión, la actividad industrial, el consumo privado y las importaciones.

Es importante tomar en cuenta estas variables, ya que reflejan la confianza en la situación del país, tanto por parte de los inversionistas como de los empresarios y consumidores, todos motores fundamentales para el desarrollo de la actividad económica. Con información actualizada a agosto, tanto la inversión fija bruta como la actividad industrial se encuentran estancadas. El crecimiento mensual de la inversión durante agosto, de 1.5%, representó una recuperación después de 3 meses consecutivos de caídas, y estabilizó la tendencia decreciente que se había observado en meses anteriores; por su parte, la actividad industrial también está estancada, y mostró un nulo crecimiento mensual en septiembre.

Mientras tanto, el consumo privado se mantuvo estancado en julio y tuvo una caída mensual de 0.3% en agosto, mostrando una desaceleración. Una señal similar la envía el desempeño de las importaciones del país, pues en agosto aumentaron sólo 0.1% mensual y en septiembre registraron una disminución mensual de -2.4%.

Considerando esta información, lo mejor que se puede decir sobre el estado actual de la economía es que se encuentra estancada. Además, el panorama a futuro no se ve prometedor: en un entorno de desaceleración global, la incertidumbre sobre las políticas de la actual administración y su falta de capacidad para impulsar la economía del país, así como la falta de certidumbre en el cumplimiento de contratos, entre otras cosas, han resultado en una disminución de la confianza empresarial, indispensable para incrementar los niveles de inversión en el país.

Sin embargo, a pesar de la evidente desaceleración económica, el gobierno federal no ha presentado una estrategia puntual para estimular la economía. A pesar de haber iniciado el sexenio con promesas de crecer a tasas de 4% anual, la administración no ha proporcionado las bases que garanticen un entorno económico con las condiciones necesarias para atraer inversión. Situaciones como la cancelación de las Zonas Económicas Especiales, la modificación de reglas de otorgamiento de los Certificados de Energía Limpias y la disputa con empresas privadas sobre la operación de gasoductos sólo han continuado mermando la ya debilitada certidumbre respecto al cumplimiento de contratos y respecto al futuro desempeño de la economía mexicana en general.

Recesión económica o no, es claro que debe haber un cambio en el manejo de la política económica por parte del gobierno. De lo contrario, no sólo caemos en el riesgo de continuar con un estancamiento, sino que la probabilidad de una mayor contracción económica aumenta; además, aunque la economía se mantenga estancada, la población continúa creciendo, por lo que el PIB per cápita se irá reduciendo cada vez más. Dado que sin crecimiento económico y sin los recursos necesarios es prácticamente imposible reducir los niveles de pobreza y pensar en una mejora del bienestar de la población, es indispensable que el impulso de la economía se vuelva una prioridad para el gobierno.

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