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Ganancias razonables

Por : Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)

 
04 de Febrero del 2020

Publicado en Animal Político.

I.-

En más de una ocasión AMLO ha demandado de los empresarios ganancias razonables, y la pregunta que debemos hacernos es qué tan razonable es esa demanda, sobre todo si AMLO considera que las ganancias no son razonables.

II.-

Lo primero que hay que tener en cuenta es que las ganancias son la remuneración propia del empresario, como el salario es del trabajador, el interés del prestamista, la renta del arrendador, etc., lo cual quiere decir que el empresario hace lo que hace por la ganancia que recibe, y que recibirá siempre y cuando haya respondido correctamente dos preguntas: qué producir (lo que los consumidores aprecien más) y cómo producirlo (al menor costo posible).

¿Qué es lo que hace el empresario? Invertir directamente para producir, ofrecer y vender bienes y servicios, lo cual a su vez crea empleos (para producir, ofrecer y vender alguien debe trabajar) y genera ingresos (a quien trabaja produciendo, ofreciendo y vendiendo se le paga por hacerlo).

¿Qué escenarios enfrenta el empresario? 1) Que el precio al que pueda vender sea menor que sus costos de producción, incurriendo en pérdidas. 2) Que sea igual, obteniendo ganancias ordinarias (que forman parte del costo de producción). 3) Que sea mayor, obteniendo ganancias extraordinarias (todo lo que exceda de la ganancia ordinaria, del costo de producción).

III.-

La mínima ganancia que el empresario debe obtener, para seguir produciendo y ofreciendo bienes y servicios, es la ordinaria, que forma parte de sus costos de producción y es la mínima remuneración que está dispuesto a recibir para seguir actuando como empresario.

Así como cualquier agente económico que aporta algún factor de la producción (recursos naturales, materias primas, maquinaria y equipo, trabajo, etc.) lo hace a cambio de la remuneración que recibe, el empresario, que aporta lo que Schumpeter llamó factor empresarial, lo hace a cambio de la ganancia que espera recibir, y que al igual que las remuneraciones que reciben quienes aportan factores de la producción forma parte del costo de producción.

¿No debería el empresario conformarse con la ganancia ordinaria? ¿No sería esa la ganancia razonable?

IV.-

Para responder preguntémonos que pasaría si el empresario se limitara a la obtención de la ganancia ordinaria, si se conformara con recuperar sus costos de producción, si no pretendiera obtener una ganancia extraordinaria, que surge cuando el consumidor está dispuesto a pagar un precio mayor al costo de producción.

Lo primero que pasaría es que el empresario no contaría con recursos propios para, de ser el caso, reinvertir en la empresa, ya sea para reponer lo que haya que reponer, para mejorar lo que haya que mejorar, para expandir lo que haya que expandir. Y tarde o temprano en toda empresa habrá algo que reponer y/o mejorar y/o expandir.

Lo segundo que pasaría es que la empresa perdería competitividad que es, entre otras cosas, la capacidad para ofrecer a menor precio que la competencia. Si la empresa está obteniendo ganancias extraordinarias, vendiendo a un precio por arriba de su costo de producción, está en la posibilidad, de darse el caso, de reducir el precio, sacrificando ganancia extraordinaria pero no ordinaria, volviéndose más competitiva que sus competidores.

Sin ganancias extraordinarias el empresario no cuenta, ni con excedentes propios, ni con margen para bajar el precio.

V.-

El empresario debe no solo obtener ganancias, sino maximizarlas, lo cual dependerá de que reduzca sus costos de producción (aumente su productividad, definida como la capacidad para hacer más con menos), de que el consumidor esté dispuesto a pagarle un mayor precio (aumente su apreciación, que depende de cuánto valore lo que se le ofrece y de cuánto poder adquisitivo disponga para adquirirlo), o de la combinación de ambas. Cualquiera de estas posibilidades, ¿tiene algo de malo?

Lo razonable es que el empresario maximice ganancias. El problema es que AMLO considera que las ganancias de los empresarios deben ser razonables, consideración que nos lleva a preguntar ¿qué es una ganancia razonable?

VI.-

¿Cuál puede ser una ganancia razonable, sobre todo si entendemos por razonable lo que es proporcionado, lo que no es exagerado? Una de dos.

Primera: es razonable la ganancia ordinaria, la que hace posible la recuperación de los costos de producción y, por lo tanto, la que garantiza la continuidad (no mejora ni aumento) de la producción.

Segunda: es razonable la ganancia extraordinaria hasta cierto porcentaje, mismo que, de fijarse, se fijaría de manera arbitraria, de entrada porque si el empresario debe no solo generar utilidades sino maximizarlas, no será él sino alguna autoridad (se me ocurre: la Comisión Nacional para la Fijación de la Ganancia Razonable, la CONAFIGARA) la que lo fije en 10, 20, 30 o cualquier otro porcentaje.

VII.-

Es el consumidor, en función del precio que está dispuesto a pagar, quien determina la ganancia del empresario. Y si un consumidor está dispuesto a pagar un precio que le genera al empresario una ganancia extraordinaria de, digamos, mil por ciento, ¿dónde está lo desproporcionado, lo exagerado, lo irrazonable?

El tema de la ganancia razonable es análogo el tema del precio justo, que se viene discutiendo desde las épocas de los filósofos griegos, tema equivoco porque, de entrada, lo único que puede calificarse de justo o injusto es la conducta humana, y el precio, que es efecto de la conducta humana, del acuerdo entre el oferente y el demandante, no es conducta humana. Es una razón de cambio: tanto de X por tanto de Y.

Es un error, que puede dar lugar a políticas económicas equivocadas, hablar del precio justo, de la misma manera que lo es hablar de ganancias razonables, que podrían considerarse las que se obtienen cuando el precio es justo.

VIII.-

¿Cuál sería la manera de conseguir la ganancia razonable? Imponiendo un precio máximo, por debajo del precio de mercado, resultado del acuerdo entre el oferente y el demandante, precio máximo por arriba del cual nadie debería ofrecer.

El que AMLO demande de los empresarios ganancias razonables, ¿quiere decir que considera que las ganancias que obtienen no son razonables? Y si además considera que los empresarios no moderarán sus ganancias, ¿no podría imponer precios máximos? Sí, con la Constitución por delante.

Leemos, en el artículo 28 constitucional, que “las leyes fijarán bases para que se señalen precios máximos a los artículos, materias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el consumo popular,…”, precios máximos que, si se encuentran por arriba del costo de producción, solamente reducirán la ganancia extraordinaria, lo cual no afectará, ni a la producción, ni al empleo, ni al ingreso.

Pero si el precio máximo se establece por debajo del costo de producción, de tal manera que el empresario ya no obtiene ni la ganancia ordinaria e incurre en pérdidas, entonces se contraerá la producción, el empleo y la generación del ingreso. Entonces se generarán presiones recesivas.

El llamado de AMLO a favor de ganancias razonables, ¿será el primer paso hacia el control de precios, que podría ser el primer paso hacia el descarrilamiento de la economía?

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