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Productividad, de mal en peor

Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)

 
29 de Marzo del 2016

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Productividad, de mal en peor

Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)

Una es la productividad, definida como la capacidad para hacer más con menos, y otra la competitividad, definida como la capacidad para hacerlo mejor que los demás. En el ámbito de la economía la productividad es la capacidad para producir más bienes y servicios con menos factores de la producción, y la competitividad puede ser la del país o la de las empresas.

La competitividad del país se define como la capacidad de una nación para atraer (que los capitalistas deciden invertir en el país), retener (que los capitales ya invertidos en el país se queden invertidos en él) y multiplicar (que las utilidades generadas por los capitales invertidos en el país se reinviertan en el mismo) inversiones directas, que son las que apuntalan y abren empresas, producen bienes y servicios (variable con la que se mide el crecimiento de la economía), crean empleos, y les permite, a quienes obtienen esos puestos de trabajo, generar ingresos. La competitividad de una empresa se define como su capacidad para, en términos de precios, calidad y servicio, hacerlo mejor que sus competidores.

El problema económico de fondo es la escasez: no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Un elemento indispensable para reducir la escasez (en el entendido de que nunca viviremos en un mundo de abundancia, donde todo alcance para todos, en las cantidades que cada uno quisiera, y gratis), es la productividad, la capacidad para hacer más con menos, la facultad para producir más bienes y servicios con menos factores de la producción (comenzando por el tiempo, el más escaso de los recursos). A mayor productividad menor escasez, y a menor escasez mayor bienestar. Por ello es preocupante lo que sucedió en México, en términos de la productividad laboral, medida por el Indice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE)[1], durante el cuarto trimestre del 2015, según lo reportado recientemente por el INEGI.

Con relación al trimestre anterior (el tercero de 2015) la productividad laboral resultó 0.4 por ciento menor (menos 0.8, tanto en las actividades primarias como en las secundarias; más 0.8 en las terciarias). Con relación al mismo trimestre del año anterior (el cuarto de 2014) la productividad laboral resultó 0.9 por ciento menor (más 3.5 en las actividades primarias; menos 4.0 en las secundarias; más 1.4 en las terciarias). Todo lo anterior utilizando cifras desestacionalizadas[2], lo cual hace posible una mejor comparación intertemporal de los datos.

Comparemos lo sucedido, en materia de productividad laboral, en los últimos cuatro años. El comportamiento del IGPLE, promedio trimestral, en 2012, 2013, 2014 y 2015, utilizando cifras desestacionalizadas, fue: 0.08; menos 0.05; 0.60; menos 0.20 por ciento. Algo avanzamos en 2014, comparado con 2013, pero el resultado del 2015 significó, con relación a 2014, un retroceso, mismo que se ve más claramente si centramos la atención en lo sucedido en el último trimestre de cada año: 2012, 0.7; 2013, 0.3; 2014, menos 0.2; 2015, menos 0.4 por ciento. De mal en peor.

¿Qué enfrentamos? Un enorme reto en materia de productividad, que a su vez influye en la competitividad, tanto del país como de las empresas que operan en el país.

 

* Arturo Damm es economista por la Universidad Autónoma Metropolitana y filósofo por la Universidad Panamericana, donde también cursó la Maestría en Filosofía. Es profesor de Teoría Económica y de Análisis Económico del Derecho en la Facultad de Derecho de la UP, y de Historia del Pensamiento Económico en la Escuela de Economía de la misma universidad. E-mai l[email protected]

 

[1] Con base en horas trabajadas.

[2] La gran mayoría de las series económicas se ven afectadas por factores estacionales y de calendario. El ajuste de las cifras por dichos factores permite obtener las cifras desestacionalizadas, cuyo análisis ayuda a realizar un mejor diagnóstico de la evolución de las variables.

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