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Los ciudadanos también fracasamos en política social

Por: Valeria Mendiola (@ValeMendiola)

 
26 de Julio del 2016

En el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político.

Los ciudadanos  también fracasamos en política social

Por: Valeria Mendiola (@ValeMendiola)

 

La Cruzada Nacional Contra el Hambre (CNCH) fue una de las grandes promesas al comienzo de la actual administración. La administración entrante consideraba de gran relevancia hacerle saber al país entero que de una vez por todas enfrentaría la pobreza y el hambre en México. La publicidad  fue abundante.

La CNCH se presentó en 2013 con la promesa de garantizar el derecho al acceso permanente a una alimentación adecuada de los más de 7 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema de alimentación de acuerdo con Coneval. Es decir, estaría dirigida a personas cuyo ingreso corriente total no les permite adquirir la canasta alimentaria aunque utilicen todos los recursos para este propósito, y que además enfrentan tres o más carencias sociales, entre las que se incluye la carencia de acceso a la alimentación. El compromiso para 2018 fue disminuir esta cifra a cero.


Resulta válido preguntarse cuántos recursos se están utilizando para cumplir lo prometido. Después de todo, la demanda por transparencia que hace la sociedad civil ha venido acompañada de un discurso político por procurarla, sobre todo al acercarse otro ciclo electoral. La respuesta es simple: no se sabe.

La CNCH no cuenta con un presupuesto asignado. Su diseño contempla coordinar recursos y acciones de 90 programas federales de 19 dependencias. Se le dio un nombre a un subconjunto de acciones pertenecientes a diversos programas, así que los recursos para combatir la pobreza extrema de alimentación provienen de una pequeña parte de lo asignado a programas presupuestarios grandes como los Comedores Comunitarios, el Programa de Abasto Rural a cargo de Diconsa, Prospera y demás. Incluso, se incluyen programas que no afectan directamente a la carencia por falta de alimentación, como el Programa Escuelas de Tiempo Completo y el Seguro Popular. De acuerdo con la información de la Cuenta Pública 2015 y el registro de Sedesol, el presupuesto total en 2015 para el conjunto de esos programas presupuestarios fue superior a 225 mil 29 millones de pesos. No obstante, es un misterio cuántos recursos se destinaron específicamente a la CNCH.

La Cruzada Nacional Contra el Hambre refleja dos de los principales problemas de la política social en México. Por un lado, simboliza la opacidad en el gasto, característica que prevalece en muchos ámbitos de las finanzas públicas mexicanas. Por otra parte representa, en general, una visión cortoplacista para el combate a la pobreza.

En primer lugar, la CNCH ha sido desde el inicio una de las grandes promesas del Gobierno Federal, y fue el mismo gobierno quien generó altas expectativas. La falta de disponibilidad de información pública para monitorear la estrategia y simplemente entenderla, ha hecho que lo que en un inicio sonaba como una idea buena e innovadora, con buenas intenciones y alto potencial, se vuelva opaca y fácilmente cuestionada.

En segundo lugar, pareciera que la política social que se ha implementado en México ha estado basada en la creencia de que mientras más recursos se destinen, mejores serán los resultados. El gasto en programas de apoyo social es congruente en un país donde, de acuerdo con la información de Coneval relativa a 2014, 46.2 % de la población no cuenta con ingresos suficientes para adquirir una canasta alimentaria y no alimentaria mensual con valor actual de $2,654 en zonas urbanas y $1,711 en zonas rurales. Sin embargo, el porcentaje de personas en esta condición aumentó en 0.1 puntos porcentuales entre 2010 y 2014, equivalente a 2.5 millones de personas más en pobreza. Mientras tanto, el gasto destinado a subsidios de la Secretaría de Desarrollo Social se incrementó en 15.8 % en términos reales durante el mismo periodo.

En el esfuerzo por disminuir la pobreza, se ha ignorado que los recursos públicos destinados a este fin también deberían ser altamente vigilados, desde el proceso hasta los resultados. Al otorgar en subsidios más de 102 mil 840 millones de pesos en 2015, se esperarían resultados más alentadores. Se esperaría que existieran cada vez más personas independientes de la asistencia social, lo cual es el verdadero indicador de pobreza en el largo plazo.

En México se acostumbra defender el gasto social por todos los flancos.Sedesol se encuentra entre las dependencias donde la suma de los ajustes presupuestarios que se han llevado a cabo en el año fue menor como porcentaje del presupuesto original asignado a la dependencia. Es responsabilidad de la sociedad exigir a los programas sociales el mismo nivel de transparencia y resultados que se le exigen a los recursos destinados a cualquier otra dependencia. De lo contrario, todos los ciudadanos nos hacemos cómplices de la pobreza, la desigualdad y la falta de meritocracia en México.

@MexicoComoVamos

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