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Moviendo el debate sobre el salario mínimo

Valeria Moy (@ValeriaMoy)

 
01 de Agosto del 2017

Publicado en el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político. 

Moviendo el debate sobre el salario mínimo

Por: Valeria Moy (@ValeriaMoy)

México, ¿Cómo Vamos? (MCV) es una organización plural conformada por un grupo de expertos en varias disciplinas que contribuyen a analizar la situación económica del país y los estados para proponer mejoras en la política pública e impulsar el crecimiento del país. En este sentido, y para conocer la opinión de los mismos en temas de coyuntura, MCV les hace cada mes una pregunta específica.

En los últimos años, MCV le ha preguntado a sus expertos su opinión sobre incrementos en el salario mínimo tres veces. La primera fue en agosto de 2014, cuando les preguntó si el salario mínimo debería incrementarse a 100 pesos (aún estaba zonificado, en promedio era 65.53 pesos por día), la segunda fue en septiembre de 2015 únicamente preguntando si el salario mínimo debería incrementarse y la última, igual que la anterior, en julio de este año.

Dadas las respuestas que se recibieron en esta ocasión decidí revisitar las opiniones que los expertos dieron en los años previos. Como en todo, hay excepciones, pero en general el debate se ha ido moviendo con el tiempo.

En 2014 varias respuestas giraban en torno a la productividad. Más allá de una respuesta concreta de si debería de aumentarse a 100 pesos o no, los analistas de MCV sugerían que lo que había que mejorar era la productividad. Se argumentaba también que había que tener cuidado con los efectos que el incremento sugerido podría tener sobre el mercado laboral y sobre la inflación.

Un poco más de un año después se seguía hablando de productividad y su vinculación con los salarios, incluyendo al mínimo, pero ya se notaba un cambio en las opiniones que evaluaban de mejor manera un potencial incremento al salario mínimo. Sin embargo, se hablaba también de forma importante sobre el posible movimiento de trabajadores del sector formal al informal si aumentara el costo de los empleadores para contratar a gente.

Desde luego las respuestas son más extensas e interesantes de lo que aquí resumo. Si les interesan, las pueden consultar en la página.

La pregunta del mes que acaba de terminar arroja resultados interesantes. De entrada las respuestas son significativamente más amplias, recomiendo ampliamente su lectura. La gran parte de los expertos que respondieron contestan que sí están de acuerdo en que se incremente el salario mínimo, aunque también sugieren que hay que planear los incrementos con cuidado estableciendo una ruta sensata que lleve a su recuperación.

Algunas de las justificaciones que se han esgrimido a favor de un incremento en el salario mínimo es su deterioro desde hace años en cuanto a poder adquisitivo. De esta forma, hay quien sugiere que el salario mínimo debería de cubrir –mínimo- el costo de la canasta alimentaria (tomando como base la que publica el Coneval) para posteriormente alcanzar el valor de la canasta ampliada (la alimentaria más algunos otros bienes y servicios).

La primera tiene un valor de 1,014.15 pesos mensuales para las zonas rurales y de 1,422.25 para zonas urbanas y representa el consumo calórico mínimo para una persona. Supongamos una familia con cuatro integrantes, de los cuales solo uno trabaja y percibe el salario mínimo. Hoy esa persona ganaría aproximadamente 2,400 pesos al mes. El valor de la canasta alimentaria básica para cuatro personas sería de 4,056.60 pesos (en la zona rural). Si el salario mínimo fuera la única fuente de ingreso de la familia le alcanzaría para menos de 60% del valor de la canasta básica. Si quisiéramos que con el salario que percibe la persona que labora fuera suficiente para adquirir esa canasta, el salario mínimo tendría que rondar los 135 pesos diarios.

 

 

Desde luego es un análisis muy simple que no toma en cuenta ninguna de las complejidades del mercado laboral mexicano. De entrada, el hecho de que tengamos un mercado laboral fragmentado entre formal e informal (con la balanza inclinada hacia el sector informal) dificulta el análisis.

También tendríamos que saber cuánta gente realmente gana el salario mínimo y aquí los datos que tenemos son confusos. Podríamos usar la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, que proporciona información de salarios únicamente por rangos, o los datos del IMSS que nos informa el porcentaje de población ocupada en el sector formal también por intervalos de salarios en función del mínimo. Ninguna fuente resuelve la dificultad de contar con información precisa. La primera es una encuesta y no sorprendería que las personas subreportaran sus ingresos al encuestador y en la segunda no se puede distinguir de las personas a las que se les registra con un salario menor al que verdaderamente perciben, pagándoles, fuera del registro del IMSS, otro tipo de compensaciones.

Sin duda el debate se está moviendo inclinándose hacia un apoyo al incremento al salario mínimo si este se da de forma ordenada y quizás paulatina, siempre observando el impacto que esto podría tener sobre la distribución del mercado laboral entre formal e informal y considerando los posibles efectos inflacionarios una vez que se alcance determinado nivel.

El salario mínimo en México es extremadamente bajo. Pero incrementarlo como única política, sin venir acompañado de mejoras en capacitación, productividad, políticas fiscales redistributivas bien diseñadas, sin análisis y sin información correcta del mercado laboral, será de muy poca ayuda para mejorar la vida de los trabajadores mexicanos y el desarrollo del país.

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