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Informalidad y género

David Kaplan (@David_S_Kaplan)

 
22 de Agosto del 2017

Publicado en el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político.

Informalidad y género

Por: David Kaplan (@David_S_Kaplan)

Desde que el INEGI empezó a publicar información oficial sobre la informalidad laboral, me ha parecido sorprendente que esta estadística no difiera mucho entre mujeres y hombres. La tasa de informalidad laboral fue de 56.5 % en el segundo trimestre de 2017, con una diferencia entre mujeres y hombres de apenas 0.4 puntos porcentuales (56.8 % versus 56.4 % respectivamente). Mi expectativa hubiera sido que la tasa de informalidad de las mujeres fuera sustancialmente mayor que la de los hombres porque muchas mujeres trabajan en categorías de empleo de altísima informalidad como el trabajo doméstico y el trabajo no remunerado.

Es pertinente mencionar que el INEGI publica dos estadísticas oficiales de la informalidad laboral: la tasa de informalidad 1 (TIL1) y la tasa de informalidad laboral 2 (TIL2). Las cifras mencionadas en el párrafo anterior son de la TIL1 y se refieren al mercado laboral en su totalidad. La TIL2, que es el indicador de informalidad que reporta México ¿Cómo Vamos?, excluye el sector agropecuario de los cálculos. Los datos de la TIL2 dan la primera pista de que el dato agregado de informalidad (TIL1) esconde diferencias de género importantes en las subcategorías.

¿Qué pasa cuando se excluye el sector agropecuario de las estadísticas sobre informalidad? En primer lugar, la tasa de informalidad baja de 56.5 % a 51.8 % porque el sector agropecuario es de alta informalidad. Pero la magnitud de la reducción es mucho mayor para los hombres porque el 18.4 % del empleo masculino está en el sector agropecuario versus solo el 3.8 % del empleo femenino. Con la exclusión del sector agropecuario, la tasa de informalidad ahora sí es sustancialmente mayor para mujeres que para hombres (55.5 % versus 49.1 % respectivamente). La alta participación masculina en el sector agropecuario explica, en parte, el por qué la brecha de género en la informalidad general es tan pequeña, a pesar de múltiples factores que aumentan la informalidad de las mujeres, los cuales se explican a continuación.

Si bien los hombres están sobrerrepresentados en el sector agropecuario, las mujeres están sobrerrepresentadas en otros tipos de empleo con altas tasas de informalidad. Por ejemplo, 10.8 % del empleo femenino se encuentra en el trabajo doméstico con una tasa de informalidad de 98.1 %, versus solo 0.6 % del empleo masculino con una tasa de informalidad de 85.9 %. Además, 5.4 % del empleo femenino es trabajo subordinado no remunerado fuera del sector agropecuario, que es 100 % informal por definición, versus solo 1.6 % para los hombres. Finalmente, 24.1 % de las mujeres trabajadoras son independientes fuera del sector agropecuario con una tasa de informalidad de 80.7 %, versus 19.8 % de hombres trabajadores con una tasa de informalidad de 70.5 %.

La siguiente gráfica muestra, para mujeres y hombres, el impacto en la tasa de informalidad de excluir sucesivamente las categorías de empleo con alta informalidad. La exclusión del sector agropecuario tiene un impacto desproporcional para los hombres mientras la exclusión del trabajo doméstico, el trabajo subordinado no remunerado y el trabajo independiente tienen impactos desproporcionales para las mujeres. Lo que queda después de estas exclusiones (las barras de azul claro) se puede resumir como el empleo no agropecuario sujeto al régimen obligatorio de la Ley del Seguro Social. Para los trabajadores no remunerados, los trabajadores domésticos y los trabajadores independientes la seguridad social no es obligatoria. Con todas estas exclusiones, quedándonos con 55.8 % del empleo femenino y 59.6% del masculino, llegamos a una tasa de informalidad de 32.0% de las mujeres y 40.3% de los hombres.

 

Este último dato es tal vez el más sorprendente. Cuando nos enfocamos en empleos subordinados y remunerados, excluyendo el trabajo doméstico y el sector agropecuario, las mujeres tienen una tasa de informalidad sustancialmente menor. Es interesante notar también que este segmento del mercado laboral aporta la gran mayoría de cotización a la seguridad social, en gran medida por el diseño de la Ley del Seguro Social. Como porcentaje del empleo femenino total, el empleo formal en este segmento representa 38.0 %. La cifra correspondiente para el empleo masculino es solo 35.6 %. Esto explica, casi por si solo, el hecho de que el porcentaje de trabajadores totales con seguridad social sea mayor para mujeres (38.5 %) que para hombres (36.8 %).

En resumen, las tasas de informalidad de mujeres y hombres son similares, no porque sus mercados laborales sean similares, sino porque algunos factores que aumentan la informalidad de las mujeres respecto a la de los hombres compensan otros con el efecto contrario. Las mujeres están sobrerrepresentadas en varias categorías de empleo con altas tasas de informalidad como el trabajo doméstico y el trabajo subordinado no remunerado. Además, fuera del sector agropecuario, las mujeres están sobrerrepresentadas, y tienen mayores tasas de informalidad, en el trabajo independiente. Sin embargo, pocas mujeres trabajan en el sector agropecuario, que es el sector económico con mayor informalidad, y las mujeres que encuentran empleos fuera de las categorías de alta informalidad tienen una tasa de informalidad menor que los hombres. El resultado final es que, en el agregado, hay una diferencia mínima en la tasa de informalidad entre mujeres y hombres, pero esta similitud en el agregado esconde una serie de diferencias profundas de género.

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