Opinión
Una reexaminación a fondo del gasto público, especialmente concerniente a publicidad, partidos políticos, INE y muchas instituciones afines que tienen presupuestos ridículamente excesivos. Un presupuesto base cero, pero de verdad, no de apariencia como la de Videgaray. También examen a fondo de transferencias a estados y municipios, gestión estatal y municipal, transparencia y combate frontal a la corrupción e impunidad. Reformar la ley de responsabilidad hacendaria con dientes y limitaciones serias, con sanciones a funcionarios públicos de todos los niveles. Establecer una sola definición de balance fiscal, la más amplia que incluye absolutamente todo y exigir balance cero de a verdad. Exigir que cualquier excedente de ingresos sobre lo presupuestado tiene que destinar 100 por ciento a reducción de deuda. También abrir el Banco de México a fiscalización, transparencia y limitaciones de gasto, con presupuesto detallado abierto al público. Finalmente una reforma administrativa de fondo que elimine y fusiona y reduzca el aparato burocrático.