Opinión
Hay muchos avances en nuestro país, se han ido mejorando algunos aspectos: hay independencia de algunas instituciones, o al menos están en camino de ser independientes y autónomas, hay una mayor apertura de la economía y acuerdos internacionales que han incidido sobre todo en ir mejorando los derechos de propiedad y ligeramente el estado de derecho. Tenemos un sector de energía que parece ir por un mejor camino y propiciar inversión y bienestar.
Sin embargo, lejos de haber logrado tasas altas de crecimiento, generación de empleo suficiente, mejores salarios, mejor cobertura de calidad en salud y en educación, hoy tenemos un mayor número de pobres, la desigualad se mantiene en niveles muy altos, los salarios son insuficientes para el mantenimiento de una persona, recordemos que el 38% de la gente con ingreso laboral, no puede adquirir la canasta alimenticia (CONEVAL), y la inseguridad y la delincuencia ha alcanzado gravísimos niveles. Las dos últimas administraciones incrementaron en 20 puntos del PIB la deuda, sin ningún efecto en pobreza o desigualad y sin haber desarrollado la infraestructura del país. El efecto más dañino ha sido la devaluación y la inflación causadas por ese endeudamiento.
La inversión, pública y privada que podría iniciar el cambio y el crecimiento más alto, ha sido insuficiente. La corrupción detiene a la economía. No es factible hablar de mejoría en términos económicos, sin ver la situación social y de seguridad.
Dada esta situación, también surge la pregunta de si México puede estar peor aún. La respuesta es que sin inversión suficiente y creación de más y mejores empleos, por supuesto que la economía y la situación social pueden empeorar.
La solución no requiere demasiada ciencia, hay que exigir transparencia y estado de derecho, que son premisas de la inversión y la reducción de riesgos; para esto habrá que resolver la corrupción indignante que existe tanto en el poder judicial y en los gobiernos a todos los niveles, como en los empresarios que participan en ella. Es indudable que adicionalmente, paralelamente, requerimos un sector privado con conciencia social y con responsabilidad social. No actos filantrópicos, sino de responsabilidad social. Crear más y mejores empleos.