México ¿Cómo vamos?
Columnas Animal Político
4.5 millones de años de vida perdidos

Por: Laurianne Despeghel (@LaurianneDsp)

 
15 de Diciembre del 2020

Publicado en Animal Político.

El virus SARS-Cov-2 provocó dos crisis profundas y globales: una sanitaria y otra económica. En términos económicos, los análisis se enfocan en los efectos de corto y mediano plazo de la crisis con respecto al desempleo, crecimiento económico, finanzas públicas e inflación. Sin embargo, la crisis sanitaria también conlleva consecuencias económicas a más largo plazo: una pérdida de bienestar debido a la reducción del potencial productivo del país.

La edad es un factor de riesgo claro del covid-19. En México, la incidencia del exceso de mortalidad para el grupo de 65 años y más sobrepasa los 1,000 decesos por 100,000 habitantes, es decir más de 6.5 veces más que el promedio total de la población, ubicado en 171 al 24 de octubre.  Sin embargo, con datos al 10 de octubre (última actualización disponible de los microdatos de 2020), los adultos en edad laboral, entre 15 y 65 años, representan más de la mitad de los decesos en exceso (51 por ciento).  Asimismo, los grupos de edad 45-54 años y 55-64 años tuvieron la mayor desviación porcentual de decesos con respecto al número de fallecimientos esperados mediante el histórico de actas de defunción, con una variación de 66 y 68 por ciento respectivamente.1

 

 

Además, de atribuirse todos los decesos en exceso de la población de 15 a 65 años al covid-19, esta enfermedad sería la principal causa de muerte de esta población en edad laboral en 2020, con aproximadamente 106 mil decesos al 10 de octubre. Para este mismo periodo, la diabetes, comúnmente la primera causa de muerte de este grupo etario, se ubicaría en 30.3 mil decesos.  Esto equivaldría al 29 por ciento del equivalente al exceso de mortalidad registrado hasta el 10 de octubre de 2020, y los tumores malignos, la segunda causa de muerte, en 28.9 mil (el 26 por ciento).

La pérdida de años de vida es particularmente aguda, ya que en México ha fallecido un porcentaje relativamente mayor (51 por ciento) de adultos de entre 15 y 65 años, en edad productiva laboral, comparado con otros países, como Francia, Italia o España, por ejemplo, donde ese rango de edad representó menos del cinco por ciento del exceso de mortalidad2.

Multiplicando el número de decesos por rango de edad y por su respectiva esperanza de vida, de acuerdo con tablas de mortalidad3, se estima que se perdieron en México aproximadamente 4.5 millones de años de vida, 2.9 millones para hombres y 1.6 millón para mujeres, respectivamente el 65 y 35 por ciento durante esta fase de la pandemia.  En promedio, esto representa una pérdida de 21 años de vida por difunto. En esencia, son millones de años perdidos de proyectos personales, vida familiar, y también, en consideraciones económicas, años de inversión de capital humano, de consumo y de producción.

En cuanto a la producción, si se considera una vida laboral hasta los 65 años, un supuesto cada vez más conservador, se estima que se perdieron 1.4 millones de años de vida laborable o un promedio de 13 años por difunto. Ese mismo dato, corregido por la tasa de participación laboral, implica una pérdida de 1,570 millones de horas laborables, lo equivalente, por ejemplo, a 1.9 meses de producción manufacturera en el país.

Más allá del potencial productivo de la población en edad actual o futura de trabajar, las generaciones mayores, y en particular los hombres, siguen económicamente activos en México ante la necesidad de trabajar frente a la baja cobertura de las pensiones.  En el primer trimestre de 2020, el 40.3 por ciento de los hombres de 65 años y más eran económicamente activos, una tasa que incluso llega a 23.5 por ciento para los hombres de 75 años y más. Por otra parte, las generaciones mayores también son un apoyo esencial a las generaciones productivas en un país que carece de estancias infantiles.  De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social del 2017, el 55 por ciento de los niños reconocen ser cuidados por sus abuelos mientras su mamá trabaja.  No solamente las generaciones mayores apoyan a las generaciones productivas, sino que apoyan en particular a las madres que buscan insertarse en el mercado laboral.

El futuro de un país depende de su gente. La pérdida de un pariente implica no solamente un muy alto costo emocional, sino también uno financiero para los familiares que contaban con el apoyo económico del difunto. Por otra parte, la crisis sanitaria del covid-19 ha implicado una pérdida no negligible de la población mexicana, del orden del 0.16 por ciento de la población total y del 0.12 por ciento de la población en edad de trabajar, además del potencial costo de consumo y producción que eso implica.  Además del costo humano, esta pérdida de vidas y años productivos restan decimales a las tasas de crecimiento económico a largo plazo que eran, de por sí, ya bajas.

1 Los grupos de edad más joven no registraron exceso de mortalidad, o incluso podrían registrarse menos decesos que años anteriores.  El método de cálculo del exceso de mortalidad de este ejercicio, similar al usado por Grupo Interinstitucional para la estimación del exceso de mortalidad por todas las causas, suma el exceso de mortalidad de cada semana solo cuando existe un exceso de mortalidad.  Ese método permite corregir por el subreporte de datos en el primer trimestre de 2020 identificado por el Grupo Interinstitucional.

2 Cálculos propios con datos del INSEE, ISTAT e Instituto de Salud Carlos III.

3 Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la CEPAL, revisión de 2017, Tabla abreviada de mortalidad México 2020.

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