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Cómo bajar el precio de las gasolinas

Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)

 
10 de Enero del 2017

En el blog de México, ¿Cómo Vamos? en Animal Político.

Cómo bajar el precio de las gasolinas

Por: Arturo Damm Arnal (@ArturoDammArnal)

 

I.

El precio (lo que el demandante debe pagarle al oferente para que éste lo siga abasteciendo) debe ser suficiente para cubrir todos los costos de producción, de tal manera que si estos aumentan el precio debe aumentar para garantizar la oferta del bien o servicio. Más de la mitad de la gasolina que consumimos en México es importada y se paga en dólares. A lo largo del 2016 el costo de producción de las gasolinas que importamos aumentó, consecuencia, entre otras causas, del aumento en el precio del petróleo (54.4 por ciento el Brent, 45.03 el WTI, 69.6 la Mezcla Mexicana), al tiempo que el precio del dólar también se incrementó (la depreciación – tipo de cambio Fix – fue del 19.5 por ciento). El efecto combinado, en términos de pesos, fue un incremento en el precio de la gasolina importada (gasolina regular de la Costa del Golfo de los Estados Unidos, a quien le compramos el 80 por ciento de la gasolina importada) del 39.8 por ciento (el precio pasó, a lo largo del 2016, de 8.11 a 11.34 pesos por litro). En 2016 el precio máximo de la gasolina Magna aumentó 12.5 por ciento (de 13.16 a 14.81 pesos por litro), el de la Premium 4.6 (de 13.98 a 14.63).

II.

Una cosa es el precio que le pagamos al oferente y otra el impuesto que nos cobra el gobierno. El primero lo pagamos como consumidores, el segundo nos lo cobran como contribuyentes. El segundo se agrega al primero e incrementa la suma: el pago total. Una manera de compensar el alza en el primero, suponiendo que ya se cobre un impuesto, es bajando el segundo, lo cual reduce los ingresos del gobierno, reducción ante la cual le quedan tres opciones, o alguna combinación de las mismas: 1) compensar la baja en ese impuesto con un recorte equivalente en su gasto; 2) compensarla con el aumento en otro impuesto; 3) compensarla con la contracción de deuda. En cada caso hay que preguntarse: ¿cuánto cuesta? (¿cuánto deja de recaudar el gobierno por eliminar el impuesto?); ¿quién gana? (¿quién se beneficia con la eliminación del impuesto?); ¿quién pierde? (¿a quién perjudica la reducción del gasto gubernamental, y/o el aumento de otro impuesto, y/o la contracción de más deuda?).

III.

El pago total por litro de gasolina Magna se integra así: precio 10.17 pesos; impuestos 5.82 (3.67 del IEPS[1] y 2.15 del IVA), equivalentes al 36.4 por ciento del pago total. El pago total por la gasolina Premium se integra de esta manera: precio 11.23 pesos; impuestos 6.56 (4.16 del IEPS y 2.40 del IVA), que equivalen al 36.9 por ciento del pago total. Sin el IEPS (que, dicho sea de paso, como impuesto especial que es resulta injusto e ineficaz), el pago total por la gasolina Magna sería de 12.32 pesos por litro. El de la Premium de 13.63. Volviendo a lo dicho: una manera de compensar el alza en un precio, suponiendo que ya se cobre un impuesto al momento de su compra, es bajando o eliminando el impuesto, algo que el gobierno, en el caso del IEPS a gasolinas, no está dispuesto a hacer.

¿Por qué? Fundamentalmente por tres razones: 1) el IEPS a gasolinas es un impuesto que se cobra, al menos directamente, a la “gente rica” que lo puede pagar, por lo que “se justifica”; 2) es un impuesto que se cobra a un bien, la gasolina, que por obra y gracia de la contaminación genera externalidades negativas, por lo que puede ser considerado un impuesto pigouviano[2], bien visto por todo aquel preocupado por el medio ambiente; 3) el gobierno, dado que cada año gasta más (y dado que sus clientelas presupuestarias, que se benefician de dicho gasto, no lo dejan gastar menos), necesita de cuanto recurso pueda echar mano, y el IEPS a gasolinas ha demostrado tener considerable poder recaudatorio: entre enero y noviembre del año pasado, con relación al mismo periodo del 2015, la recaudación del IEPS a combustibles creció 29.3 por ciento, la del ISR 12.3, la del IVA 7.8, y la de los otros IEPS menos de 2.1 por ciento.

IV.

Para que baje el pago total por gasolinas lo que tendrá que bajar es el precio del combustible, no los impuestos, para lo cual se necesita una de cuatro o alguna de las posibles combinaciones: 1) que baje el precio del petróleo; 2) que aumente la oferta de gasolina más que su demanda; 3) que se genere competencia en el mercado nacional; 4) que baje el precio del dólar en términos de pesos. ¿Qué probabilidades hay de que algo de esto suceda en el corto plazo?

 

 

* Arturo Damm Arnal es economista por la Universidad Autónoma Metropolitana. Estudió también la Licenciatura y la Maestría en Filosofía en la Universidad. Realizó estudios doctorales en filosofía en la Universidad de Navarra. Es profesor de Teoría Económica y de Análisis Económico y de Historia del Pensamiento Económico en la UP. Forma parte del grupo de expertos de México, ¿Cómo Vamos? E-mail: [email protected]

 

 

 

[1] Impuesto Especial sobre Producción y Servicios.

[2] Los pigouvianos son impuesto que buscan corregir (al menos esa es la intención) externalidades negativas.

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