Es importante elevar los ingresos tributarios, la presión fiscal es la tercera más baja de América Latina, sólo por arriba de Guatemala y Haití, según datos de la CEPAL de 2015.
Los países desarrollados tienen una presión fiscal que va del 30 al 50% ,teniendo dos pilares el ISR y las Contribuciones a la Seguridad Social. Los países atrasados y arcaicos tiene una composición tributaria que descansa mayormente en impuestos al consumo (IVA) y al comercio exterior.
México tiene que estar en sintonía con sus contrapartes de la OCDE
Se propone:
Aumentar los tramos fiscales altos para el ISR
Disminuir o eliminar el ISR a los ingresos menores a tres salarios mínimos o su equivalente
Fortalecer el trabajo formal, para ampliar la base tributaria de las Contribuciones a la Seguridad Social
IVA reducido del 6% para alimentos y bebidas procesadas, excepto una canasta de productos básicos.
En materia de Federalismo, condicionar más las transferencias a los estados a cambio de mayor recaudación.
Aumentar la recaudación de PREDIAL, centralizar su cobro y actualización de catastros
Excepción de impuesto a las utilidades 100% reinvertidas
Eliminar gasto corriente, concretamente:
Gastos Médicos Mayores en los tres órdenes de gobierno y en todos los servidores públicos
Eliminar plazas de Director General y Adjuntas
Reducción de Financiamiento a partidos.

Cabe subrayar otra grave deficiencia en la política fiscal del presente sexenio: el alza de la deuda pública en más de diez puntos del PIB se dio a la vez que la inversión pública en términos reales (datos de INEGI) ¡se redujo cada año! Para fortalecer las finanzas públicas -diseño, planificación con horizontes de largo plazo, ejecución y evaluación- se requieren cambios institucionales de fondo; mas allá de recomendaciones puntuales. Tres propuestas en esa línea son las siguientes: 1) Creación de un Consejo Fiscal en la línea del Congressional Budget Office de EUA, 2) Reforma integral del Sistema Nacional de Inversión Pública y 3) Exigir que en la planificación del ingreso, gasto y financiamiento del sector público se coloque como preocupación o meta fundamental reducir la desigualdad y no solamente contener el déficit.

1. Precio del petróleo para el PEF en no más de 30 dólares. Excedentes sobre este precio irían al Fondo Mexicano del Petróleo. Después de pasar un umbral mínimo de recursos, el FMP podría reinyectar recursos al PEF pero sólo para infraestructura.
2. Profunda reforma al impuesto predial para corresponsabilizar a municipios y estados.

Bueno, la pregunta es de difícil respuesta para tampoco espacio. La respuesta no puede ser contundente. Así que la respondo de manera correspondiente a la pregunta: que reduzcan el gasto con grasa, que evalúen una reforma tributaria no distorsionante, y que diseñen un plan de sustentabilidad fiscal.

Una reexaminación a fondo del gasto público, especialmente concerniente a publicidad, partidos políticos, INE y muchas instituciones afines que tienen presupuestos ridículamente excesivos. Un presupuesto base cero, pero de verdad, no de apariencia como la de Videgaray. También examen a fondo de transferencias a estados y municipios, gestión estatal y municipal, transparencia y combate frontal a la corrupción e impunidad. Reformar la ley de responsabilidad hacendaria con dientes y limitaciones serias, con sanciones a funcionarios públicos de todos los niveles. Establecer una sola definición de balance fiscal, la más amplia que incluye absolutamente todo y exigir balance cero de a verdad. Exigir que cualquier excedente de ingresos sobre lo presupuestado tiene que destinar 100 por ciento a reducción de deuda. También abrir el Banco de México a fiscalización, transparencia y limitaciones de gasto, con presupuesto detallado abierto al público. Finalmente una reforma administrativa de fondo que elimine y fusiona y reduzca el aparato burocrático.

Imponer un IVA generalizado que contribuya a aumentar la recaudación. Revisar los incentivos a la inversión y al ahorro privados. Hacer obligatorio para estados y municipios el cobro del impuesto predial como un prerrequisito para aplicar a los apoyos federales.
Hacer una revisión real de la eficiencia y eficacia del gasto público. Hacer en verdad un ejercicio de base cero para el gasto en todos los programas y proyectos en los que gasta el gobierno. Garantizar el buen uso de los recursos que se transfieren a los estados.
Establecimiento de un órgano de supervisión del gasto en el que participen los ciudadanos que genere auditoría y transparencia.

Finanzas públicas sanas.
Aumentar la recaudación de manera eficiente, no aumentando impuestos, ni creando nuevos. Asegurar que quien tiene que pagar paga.
Control y evaluación del gasto.
No más incremento en la deuda.

El consejo que hay que hacer a la autoridad fiscal es el mismo al que nos sometemos las familias, las instituciones privadas y las empresas: que gasten exactamente lo que reciben y ni un peso más. Una meta fiscal donde el gasto público tenga un techo nominal puede ser una buena idea. Señores del gobierno: sométanse a una restricción presupuestal dura. Peso que gasten en exceso de los ingresos fiscales, peso que los contribuyentes tenemos que pagar mañana con intereses.